
Por fin anochece. El Jueves Santo va tocando a su fin aunque aún le quedan
horas a las últimas mantillas y trajes oscuros que, por tradición, rinden cortesía
al luto por la muerte del Hijo de Dios.
Por Triana empieza a revolotear el presentimiento que hace saltar el reloj del alma
a todos aquellos trianeros que han tenido que irse un poquito más lejos. Todos acuden a la cita.
Y acuden recuerdos de ilusión, de espera, a veces de frío, de emoción contenida, de una calle larga, de un puente de leyenda, de mi Cristo caído, de ternura y terciopelo y de vuelco en el alma al verlo llegar.
1 comentario:
PRECIOSA FOTOGRAFIA Y MUY BONITO TEXTO,NO TE QUEDAS ATRAS EH ALEX
JA JA JA.
UN ABRAZO FUERTE DES DE TRIANA.
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